Nos hemos encontrado aquí cientos de veces, ¿lo recuerdas?
Me tomaste de la mano y me guiaste por los caminos rocosos hasta llegar a la playa
Arena negra, terciopelo y cenizas hasta la orilla del mar
Eran obsidianas en tus ojos.
No me cansaba de ellos.
Nuestros pasos dejaban profundas huellas en la arena húmeda
Todo lo que fuimos fue arrastrado por las olas, dejando una tormenta en mi pecho.
Quizás ya no lo recuerdes, pero tú me amaste en Reikiavik
Fui yo quien limpió tus mejillas cuando llovió en tu interior
Fuiste tú quien, con tacto suave, acabo con el frio de la soledad.
¿Recuerdas aquellos viajes en bicicleta?
A la velocidad del viento, con los pastos altos acariciándonos los tobillos
El algodón en el cielo, el sol en tus cabellos, las montañas al final del mundo
El fuego de tu competitividad.
Y todas las veces que, entre risas, juramos regresar una última vez
Ahora el viento susurra a mi oído, me habla de ti
Me habla de todo lo que no pudimos vivir.
El departamento en Akureyri y las auroras boreales que no vimos aquel día
Las olas del dolor golpean en la costa, borrando todo lo que queda de nosotras
Mientras me pregunto si, en otra vida, volveremos a estar juntas en Islandia.