¿Sabes cómo se siente? Es algo tan grande, tan mágico y maravilloso que parce irreal. Y lo sabes, no es real y tarde o temprano va a acabarse, pero es tan nuevo y emocionante que simplemente no puedes alejarte y te dejas llevar.
«Muéstralo, no lo digas» Lo he intentado con todos los colores posibles, pero no consigo acercarme a la belleza de la emoción. Es tierno, es dulce, es suave y cálido, delicado, y detrás de ello es terriblemente doloroso, es desgarrador, es falso y vacío. Es rojo y es menta, y es insoportablemente adictivo.
Es emocionante, es todo lo que esperas, es inspirador y romántico. Es sostener una mano delgada, pulgares fríos, lunares traviesos, vestidos azules.
Es aterrador, es solitario e infinitamente triste. Es patético. Es usar un suéter demasiado grande, labios secos, calles vacías.
Es entregarse, descubrir algo nuevo y no soltarlo. Es saber que los cuentos de hadas no existen, es sentir la tierra quebrándose y caer al vacío. Es estar locamente enamorada, es llorar de alegría.
Es menta, suave, frío y terrible. Mágico, maravilloso, desgarrador.
Es sonreír hasta destrozarse los labios, es bailar hasta que te sangren los pies, es reír hasta que, sin darte cuenta, estás gritando y suplicando que todo se detenga, por favor.
Es hermoso, es un sueño y una pesadilla al mismo tiempo. Sangre y algodones de azúcar en el suelo, y no saber si reír o llorar.
«Muéstralo, no lo digas»
De acuerdo, abre mi pecho y pinta la sangre y los tejidos muertos con un suave verde menta.
Deliciosamente nauseabundo.