Hoy tuve ese deseo constante, ir más rápido y cerrar los ojos.
La calle vacía, el auto a toda velocidad, la expectativa de un impacto destructivo.
Ayer pensé en mirar directamente al aro de fuego del eclipse, hasta quemar mis retinas.
Y en más de una ocasión te he pedido que lo hagas más rápido, que lo hagas con más fuerza, que me dejes más marcas.
Que hagas que duela.
Y, al mismo tiempo, no soy yo.
Quiero la pureza, quiero la ternura, quiero las violetas y las rosas de suaves tonos pastel.
Quiero la realidad, la unión de los opuestos, la destrucción de lo demás.
No quiero que me ames, sólo quiero que me entiendas.
Y, de ser posible, que cierres los ojos y pises el acelerador a fondo.