Tu vestido verde cae al suelo. Durazno y huesos.
Te recuerdo, te sostengo, te invento.
Tu vestido verde refleja las luces de la habitación. Vino y hierro.
Los otoños pasan y yo te pienso, te sueño, te imagino.
Y no extraño las noches, ni los días, ni las justificaciones y el miedo. Extraño tu silencio y tu compañía, tu complicidad y tu comprensión.
Tu vestido verde en el suelo. Joyas de oro en el tocador.
¿Entiendes todo lo que pudimos haber sido?
Tu vestido verde sobre mis manos, tus manos en mi cabello. Tu cabello sobre mi rostro. Tu rostro en cada sueño.